La principal oposición interna a un plan de movilidad juvenil en toda regla proviene de la principal ministra del Interior de Starmer, Yvette Cooper.
El Ministro del Interior cree que tal plan “no sería compatible” con las promesas de reducir la migración netasegún una persona familiarizada con el pensamiento en la cúpula del Ministerio del Interior. Al igual que otras personas citadas en esta historia, POLITICO les concedió el anonimato para que pudieran hablar con franqueza.
Algunos partidarios (y funcionarios de la UE) han sugerido que la naturaleza temporal del plan significa que los participantes no deberían contar en las cifras de migración. También señalan que el Reino Unido ya cuenta con planes de movilidad juvenil similares con 12 países, entre ellos Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Islandia y Japón. Sólo 23.000 personas utilizaron estas visas el año pasado, un componente relativamente pequeño de la cifra general de migración neta.
Pero no es así como lo ve el Ministerio del Interior. “Seguirían siendo parte del mercado laboral del Reino Unido”, dijo la persona citada más arriba. Es poco probable que Cooper acepte una manipulación de los libros manteniendo a los participantes en un plan de la UE fuera de la ecuación.
El quid pro quo de Bruselas
Bruselas, junto con capitales europeas como Berlín, está dispuesta a llegar a un acuerdo de movilidad juvenil como parte de las conversaciones para aliviar algunas de las barreras comerciales que han afectado a Gran Bretaña desde el Brexit.
Un diplomático de la UE dijo que Bruselas ve la movilidad juvenil como un “quid pro quo” para los “intereses agresivos” del Reino Unido, incluido el reconocimiento mutuo de las cualificaciones profesionales y un acuerdo veterinario.